martes, 24 de febrero de 2015

Experimento "despedirse de alguien"



            Aceptando la propuesta que lanzó el profesor de psicología, quise averiguar cuáles eran las señales que aparecen cuando una persona quiere finalizar una conversación. En un principio pensaba que me iba a costar identificarlas... pero “sorprendentemente” no fue así. Probé de tres formas: en persona, por teléfono y por mensajes.

Cara a cara:
           Charlando con una amiga durante un rato (un buen rato), iba llegando la hora de decir “adiós” y acto seguido empezó a sacar el móvil repetidas veces para ver la hora diciendo “madre mía, qué hora se me ha hecho”, yo pretendía seguir con el experimento tanto como pudiera, y al ver la chica que no iba a callarme tan fácilmente desvió su mirada... básicamente miraba al suelo o al infinito mientras se balanceaba de un lado a otro contestándome con monosílabos. Durante varios momentos hubo silencios incómodos, suspiros y alguna que otra frase como “pues qué bien haber hablado contigo”... en vista de que no me iba a callar la chica (inteligente) optó por decir que tenía que irse porque había quedado o tenía que hacer muchas tareas.

Telefoneando:
           En este caso la llamada la hice sabiendo que esta chica acababa de terminar de estudiar y quería irse cuanto antes a dormir... tuve que hacer acto de presencia inevitablemente y, nada más coger el teléfono, la chica ya me avisaba de lo cansada que estaba y que solo podía hablar 15 minutos. La conversación de 15 minutos pasó a ser una de 70 minutos, varias veces había intentado la chica librarse de mí en cuanto veía que me iba a callar. La señal que más destacaba en este caso era el suspiro continuo previo a decir “pues naaaada”, seguido del siempre presente silencio incómodo (incómodo para ella porque yo me reía mucho, todo sea dicho)... finalmente acabé yo la conversación porque me daba la sensación de que ella no iba a hacerlo. 


Whatsapp:
          En cuanto a mensajería... no sé si se están librando de una servidora con “mala fe” o no... pero esto es lo que me he encontrado. Hablando con un amigo, llegó (como en los dos anteriores casos) el momento de finalizar la charla... es como lo que ocurrió con la llamada con la diferencia de que no oía el importante tono de voz que lo cambia todo... pero bueno, lo que ocurrió fue que esos silencios incómodos pasaron a ser esperas agonizantes, atentos a que alguno pasara de “en línea” a “escribiendo...”, lo malo es que cuando eso sucedía, lo único que aportaba a la conversación era un “bueno... pues nada... aquí estamos...”. Finalmente el  chico decidió a las 2 de la mañana que sería mejor irse a dormir.


         
         Con este mini-experimento me he dado cuenta de que en realidad es “fácil” identificar estos gestos corporales, o esas frases recurso, para saber qué es lo que quiere una persona, que en este caso era librarse de mí por completo, por lo que se puede (y se ha hecho) aplicar a otras situaciones y descubrir cómo se sienten una persona y poder utilizar esa información para bien... o para mal...
(esperemos que para bien)

María Marín Herrera


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